William Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿Sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele.
Bueno Sr. Shakespeare, yo no soy nadie pero vengo a decirle que ni usted se creyó ese cuento, no hay frase más falsa, siempre esperamos algo de ese alguien a quien le hemos depositado nuestra confianza, no tienen que ser algo material, pero como mínimo esperamos que se depositada la misma confianza, lealtad entre otras cosas de parte de la otra persona.
Por un tiempo puede esta bien crees que alcanza, que tu haces tu parte y estás cumpliendo, pero llega ese momento en que te das cuenta que si estas esperando más.
Yo, suelo ser más entregada de lo que debería, me gusta eso de mi, me gusta estar, pero últimamente me doy cuenta que las personas no tienen la misma dedicación para conmigo, que siempre van a prevalecer sus necesidades a las mías. Que aunque yo corra a hacerle un favor a alguien cuando lo pida, no significa que cuando se me pasa por la mente, cuando me decido a pedir yo un favor, las personas no le den la misma importancia que le doy yo al hecho de poder ayudar a alguien.
Mi lista crece, no es que he dejado de hacer favores, solo que ya no son para todo el mundo.
Antes solía necesitar más dedos, agradezco ya tener menos que usar para contar a las personas, significa que hay menos personas aprovechándose de mi buena voluntad.